Los presidentes que ha tenido el país
entre 1990 y 2014 han hecho que el agro viva situaciones contrastantes. Foto:
CONtexto Ganadero.
CONtexto
Ganadero hizo un recorrido por lo mejor y lo peor que ha dejado cada uno de los
últimos cincos gobiernos que han pasado entre Cesar Gaviria y Juan Manuel
Santos, a través de las voces y la experiencia de algunos representantes de los
gremios de la producción.
La
relación entre el sector agropecuario y los más recientes Gobiernos de Colombia
bien podría asemejarse con el trayecto de una montaña rusa: sobresaltos,
subidas, bajonazos y emociones fuertes que al final terminan casi en el mismo
punto
donde todo
empezó.
El
agro, muchas veces convidado de piedra, invitado por obligación a las reuniones
del Alto Gobierno y agregado casi marginal en las políticas públicas y los
presupuestos de la nación, solo cada cuatro años se convierte en la novia en la
fiesta de Matrimonio, porque cuando llega la época electoral todos los círculos
políticos y la opinión pública hablan de este, lo involucran en sus planes de
Gobierno, se toman fotos hablando de competitividad rural, desbordan las
promesas, los compromisos y las partidas para llevarlo a la anhelada
productividad y tecnificación que tanto necesita. Pero del dicho al hecho…
(Galería: Lo mejor y lo peor que dejaron los últimos 5 presidentes al agro
colombiano)
Cesar
Gaviria, el 'harakiri' de la apertura
Con Cesar
Gaviria Trujillo, quien promovió entre 1990 y 1994 la “revolución pacífica” y
“el revolcón” se le dio una fuerte bofetada al agro con el engranaje de la
apertura económica. Para Rafael Hernández, presidente de la Federación Nacional
de Arroceros, Fedearroz, “la apertura dejó mal herido al sector agropecuario,
ya que se implementó sin haber diseñado una política concreta que respaldara a
los productores y los dejó sin posibilidad de reaccionar o competir en igualdad
de condiciones”. (Columna: Crisis del agro: ¿Repitiendo los errores del pasado?)
Aunque
Gaviria logró impulsar la Constitución de 1991, que renovó los cimientos
institucionales del país, creó nuevos espacios de participación democrática y
modernizó la justicia, como lo reseñó Carlos Maya, presidente de Asoporcicol,
“los subsectores del agro quedaron muy golpeados porque no estaban preparados”,
resalta el funcionario.
Pero allí
no termina todo, pues Gaviria Trujillo le dio la espalda
y debilitó la investigación nacional para el agro al separar el Instituto
Colombiano Agropecuario, ICA, de la Corporación Colombiana de Investigación
Agropecuaria, Corpoica, con lo cual, según Henry Vangeas, presidente de la
Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas, Fenalce, “se
perdió una década de desarrollo en materia alimentaria (1990-2000),
se dejó de lado la investigación y el país rural aún no supera ese rezago
tecnológico”.
Ernesto
Samper, anulado y sin gobernabilidad
Maltrecho
y buscando alternativas para enfrentar la crisis generada por la apertura
económica, el agro vio llegar a Ernesto Samper Pizano al Palacio de Nariño. Tras su llegada se desató el escándalo de los ‘narcocasettes’ que
luego desencadenarían en el 'Proceso 8.000', un detonante que llevó al Gobierno
a enfocar sus esfuerzos en defenderse, por lo cual para el agro pasó totalmente
desapercibido.
Lo mejor,
pudo ser que trató de que el ‘capitalismo salvaje’ no se llevara por delante a
los productores, además respaldó la creación 1996 del Fondo Nacional de la
Porcicultura, que le ha permitido cohesionar mejor las iniciativas a ese gremio
pecuario. (Columna: Un collage de locura)
Pero los
demás esfuerzos fueron incipientes y la falta de gobernabilidad fue el común
denominador. “No le dio al agro la importancia que merece y no se trabajó en
políticas de fondo”, dijo Hernández de Fedearroz. Sin embargo, para Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de
Agricultores de Colombia, SAC, lo mejor de ese Gobierno vino al final, ya que
“por fortuna cuatro años se pasan muy rápido”, dijo.
Andrés
Pastrana, buscando un nuevo impulso
Tras casi
8 años de abandono y golpes bajos, el agro empezaba a sentir en 1998, con la
llegada de Andrés Pastrana Borrero que podría gozar de la visibilidad
necesaria. El Gobierno de la época empezó a trabajar en pro de las cadenas
productivas y la consolidación de distintos eslabones que hacen parte de la
actividad agropecuaria, además de que en materia de investigación se respiraba
un nuevo aire, aunque era a través de esfuerzos aislados.
Pero lo
malo, fue que la investigación en materia agrícola no recibió la atención
necesaria que permitiera jalonar el desarrollo del agro. “Pastrana se enfocó en
la parte comercial, en las vías y mecanismos de distribución de productos, nada
más”, señaló Henry Vanegas, de Fenalce. (Lea:Condenan a la Presidencia por daño a ganaderos durante la zona de despeje)
Y aunque
el agro se sintió más presente e importante que antes, la zozobra e inseguridad generadas por la zona de despeje en
El Caguan, Caquetá, le dieron una nueva bofetada al sector. “Le entregó la
mitad del país a las Farc y eso fue nefasto para el sector por la crisis de
seguridad que generó en el campo”, dijo Carlos Maya, de Asoporcicol.
Álvaro
Uribe Vélez, el regreso de la tranquilidad al campo
Desde
agosto de 2002 se dio inicio a un periodo presidencial de 8 años, ya que Álvaro
Uribe Vélez logró ser el primer presidente de la era moderna que logró
reelegirse en Colombia. Bajo el lema “Mano firme, corazón grande” logró que la
inversión volviera al agro a través de su plan de ‘Seguridad Democrática’ que
además trajo confianza para que los productores y dueños de las fincas
regresaran a sus predios. Un logró que todos los gremios del agro reconocen.
“Poder
volver a las fincas y trabajar con cierto nivel de tranquilidad fue
fundamental, pero además este presidente tuvo la intención de desarrollar
políticas para el sector que redundaran en competitividad, además respetó la
institucionalidad del sector”, expresa Rafael Hernández de Fedearroz.
El
Gobierno de Uribe impulsó tratados comerciales, pero a la vez hizo un enorme
esfuerzo por adecuar los encadenamientos productivos del sector a las nuevas
realidades, se promueven agendas internas intensas y un nivel de interlocución
dinámico entre el Gobierno y los gremios. “Todo este permitió que se
identificaran aquellos elementos políticos que eventualmente permitirían tener
un mejor desempeño de los diferentes renglones del agro”, asegura José Félix
Lafaurie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos,
Fedegán. (Lea: "Colombia necesita retomar los principios de la Seguridad
Democrática": Óscar Iván Zuluaga)
Todo esto,
llevó a un repoblamiento del campo pero la dinámica de los TLC también
exigía unos compromisos y el desarrollo en materia de infraestructura,
transporte, ciencia y tecnología e innovación que no alcanzó la importancia
esperada para que el agro entrara a competir de igual a igual.
Juan
Manuel Santos, retroceso y ruptura en los procesos
En 2010
tomó las riendas del país Juan Manuel Santos Calderón, quien para muchos era
una carta de garantía para que las gestiones y programas de su antecesor
siguieran adelante. Pero no fue así. Aunque implementó el plan “País Maíz”,
reconoció que no existe una política de Estado para el agro y logró acuerdos
como el TLC con Corea del Sur que puede beneficiar al campo colombiano, dejó de
lado temas esenciales de Uribe Vélez.
“El
Gobierno de Santos fracturó la agenda interna, desconoció los esfuerzos que se
hicieron hasta julio de 2010, continúa la política de comercio exterior pero no
tiene un nivel de interlocución adecuado con los gremios y por el contrario se
enreda en la política de paz con un grupo terrorista que busca modificar
los temas de fondo que tienen que ver con manejo de la tierra”, señaló Lafaurie
Rivera, de Fedegán. (Lea: El fin de una época gris para el agro colombiano)
Abrirle
espacio a las Farc en estos cuatro años, significan un
retroceso grave para el agro con el agravante de que se han firmado tratados
para el agro y no dan espera. “La posibilidad de que más de 300 mil ganaderos
se quiebren es latente y todo por cuenta de la indolencia de un Gobierno que no
ha entendido la coyuntura y se ha puesto a jugar con el sector
rural”, puntualizó el presidente ejecutivo de Fedegán.
A la
espera de un cambio
El agro,
que de nuevo estará en el ojo del mundo político este año por cuenta de las
elecciones legislativas y presidenciales sigue desatendido y asfixiando por la
corrupción y la inseguridad. Establecer políticas agropecuarias puede ser un
buen comienzo, pero todo radica en que, como dijo Álvaro Palacio Peláez,
gerente de la Asociación Hortifrutícola de Colombia, en torno a estos últimos
24 años de gobiernos: “a ninguno de los presidentes les ha importado el sector
agropecuario, han dejado el campo abandonado y nunca nos han ayudado a
prepararnos para ser más productivos e incursionar en nuevos mercados”.
(http://www.contextoganadero.com/cronica/de-1990-2014-un-camino-empedrado-para-el-agro-colombiano).
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